Conócete a ti mismo | Osho

Osho
 Uno de los mayores misterios de la vida es que nacemos con un ser pletórico de felicidad; pero seguimos siendo mendigos porque nunca examinamos lo que hay en nuestro interior.
Lo damos por supuesto, como si supiéramos de antemano todo lo que tenemos dentro.
Es una solemne teoría, pero impera en todo el mundo.

Estamos dispuestos a ir a la luna en busca de felicidad; pero no a entrar a nuestro mundo interior por la sencilla razón de que sin entrar siquiera ya pensamos, "¿Qué va a haber ahí?"

Por alguna razón seguimos arrastrando la idea de que nos conocemos a nosotros mismos; pero no nos conocemos en absoluto.

Sócrates tiene razón cuando dice: "conócete a ti mismo". En esa expresión se condensa toda la sabiduría de todos los sabios, pues conocerte a ti mismo es conocerlo todo, colmarlo todo y realizarlo todo.

No tenemos que volvernos perfectos, pues ya nacimos perfectos, ni tenemos que inventar la felicidad, sino sólo descubrirla. No se trata de un asunto tan difícil como la gente cree; es un proceso de relajación y reposo para ir centrándose poco a poco.

El día que encuentras tu centro se ilumina todo, has encontrado el interruptor. Es como cuando andas a tientas en una habitación oscura: andas a tientas hasta que encuentras el interruptor y se hace la luz.

Pero puedes quedarte sentado en la oscuridad y pasarte la noche gimiendo y llorando innecesariamente. De ahí que los que han conocido alberguen sentimientos muy extraños con respecto a la gente. Sienten gran compasión y a la ves les produce mucha risa, porque pueden ver la estupidez que supone haberlo conseguido y seguir corriendo de acá para allá sin motivo alguno. Pero, como vas corriendo, no lo encuentras.

También sienten gran compasión porque sufres, es cierto, pero tu sufrimiento es ridículo.
Este estilo de vida absurdo y ridículo tiene que cambiar completamente. Mira hacia dentro y, si no encuentras nada, mira hacia afuera. Pero afirmo categóricamente que nadie que haya mirado hacia dentro no haya dado con ello, así que no hay ninguna razón para que tu no lo encuentres. No hay ninguna excepción; es una ley universal: quienquiera que se vuelva hacia adentro lo encuentra; encuentra el reino de Dios, la felicidad perfecta y la verdad absoluta. En este viaje hay un principio, pero no hay un final.

Comentarios

Entradas populares