India, el país más espiritual
Foto por Claude Renault |
Algunos de ellos, admirados por la capacidad de comprender el mundo de una forma tan diferente, han optado por quedarse allí a vivir.
Los paisajes de la India aportan el marco ideal para sentir plenamente un estado especialmente elevado.
Se dice de la India que los que la conocen o no quieren volver nunca, o se quedan completamente enamorados, y no es para menos.
Además de los impresionantes palacios de los antiguos majarajás del Rajastán, los paisajes de la cordillera del Himalaya, las paradisíacas playas del sur y la arquitectura mogol, la India ofrece cursos de yoga, meditación, tantra, masajes, medicina ayurvédica y disciplinas para tratar el cuerpo y la mente.
Los ashram
En todo el territorio se pueden encontrar gran cantidad de ashram, centros espirituales, algunos de ellos dirigidos por un gurú y visitados por sus seguidores, y otros destinados a la práctica del yoga o la meditación, a los cuales acuden multitud de extranjeros que optan por pasar su verano de una forma diferente.
Una ofrenda a los dioses. foto por Claude Renault |
Otro de los más visitados por los occidentales es el Ashram Sivananda Yoga Vedanta que ofrece diversos paquetes, como las “Vacaciones de Yoga”.
Lugares como Haridwar y Rishikesh, en el norte de la India, éste último conocido por la visita que hicieron The Beatles, atraen cada año a miles de occidentales que buscan un poco de paz y ampliar sus conocimientos de yoga.
Estas ciudades santas, donde no se permite la venta de alcohol, son atravesadas por el sagrado Ganges, que desciende con fuerza en los meses de verano, en los que el agua de las lluvias del monzón y el deshielo de las nieves del Himalaya se unen para hacer aún más poderoso este venerado río.
A orillas del Ganges se agrupan decenas de templos, de ashrams y de shadus (hombres sagrados) vestidos con prendas de color naranja o blanco, de los que los occidentales tratan de aprender lo que no pueden conseguir en sus civilizados países.
Algunos de los extranjeros que acuden a estos lugares sólo quieren mejorar su estado físico y aprender las técnicas de yoga donde se originaron, pero la mayoría quiere practicar la meditación y conocer las artes orientales en busca de un crecimiento espiritual que les lleve a vivir su vida con más plenitud, ser más felices o imponer un poco de paz en sus vidas de occidente.
A pesar de todo, iniciar un camino espiritual en este país implica no sólo una gran devoción sino también gran fortaleza para poder resistir las imágenes de miseria en las que la mayor parte de su población sobrevive y a las que los occidentales no estamos acostumbrados.
Fuente: www.laprensa.hn
Fotografía en este articulo por Claude Renault | www.clauderenault.darqroom.fr
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